El algoritmo, esa gran solución para la computación de datos del siglo XIX
Sin información nada es posible en la transformación digital. Y la fuente esencial es el dato. Pero acumular datos no lleva a nada. La clave es su procesamiento y de ahí la revolución para la computación del algoritmo, ese conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema.
Esta conclusión no es del siglo XXI sino que Ada Lovelace, la hija reconocida de Lord Byron y su mujer Annabella Milbanke, fue la primera en establecer la diferencia esencial entre el dato y su procesamiento hace más de 150 años.
La llamada cuarta revolución que es la IA no existiría de no ser por los pasos que se han ido dando con los algoritmos.
La complicada madeja que el Big Data iba creando ya iniciado el siglo XXI empezó a tener sentido con su ordenación y clasificación para extraer conocimiento y posteriores conclusiones que han ayudado a ir más allá.
Es fascinante indagar en los orígenes de todo ello y encontrarse con la historia de una niña que, educada estrictamente por su madre en el entorno de las matemáticas y las ciencias desde los cuatro años, alcanzaba los trece soñando con una máquina para volar en 1828. A medida que crecía en edad lo hacía también en el reto de aprender geometría, aritmética y álgebra además de querer conocer sobre maquinaria y tecnología.
Ada nunca pudo ir a la Facultad y estudiar porque la estricta sociedad británica no abrió esa puerta a las mujeres hasta ocho años después de su fallecimiento. De la mano de su madre Lady Byron, Ada conoció y se rodeó de los profesores y personajes más relevantes de la época catalogada como “mecánica” por el historiador y ensayista escocés Thomas Carlyle en su ensayo El signo de los tiempos de 1833.
Diversos nombres de eruditos matemáticos jalonan su circuito de profesores: Mary Somerville, William Freud (preceptor de Annabella), William King, Augustus De Morgan… Pero de entre ellos que destaca Charles Babbage, conocido por haber inventado la “máquina analítica” una sofisticada calculadora que surgió del proceso de mecanización de telares del francés Josep Marie Jacquard de 1801.
A pesar de la diferencia de edad entre Ada y el reputado inventor acabaron colaborando en la década de los años 40. El impulso intelectual otorgaría a la joven la oportunidad de profundizar en un estudio al que llamó Notas. Aprovechó la traducción del ensayo del científico Luigi Federico Mendabrea para escribir ese apéndice en el. que desarrolló el funcionamiento y programación de la máquina de Babagge. Y así dio con la noción de algoritmo. Esta aportación fue fundamental para plasmar, por fin, su talento en un trabajo escrito.
El obsesivo afán por enriquecerse y crecer intelectualmente con el que había sido educada siguió hasta que su endeble salud la retiró para fallecer antes de haber cumplido cuarenta años.
¡Gracias Ada!
Autora: Isabel Villalonga
🔗 Fuentes:
“El algoritmo de Ada”. La vida de Ada Lovelace, hija de Lord Byron y pionera de la era informática. James Essinger. Ed. Alba Trayectos
https://www.xataka.com/historia-tecnologica/asi-fue-como-ada-lovelace-ayudo-a-crear-informatica-cuando-nadie-vio-potencial-real-que-tenia-maquina-babbage