Nuevo Liderazgo del Siglo XXI ¿O quizá no?
La figura de Shackleton parece lejana a nuestra realidad, pero hablamos de un trabajo en equipo perfecto para alcanzar un objetivo en un entorno VUCA ¿Te suena?
La aventura comenzó con un anuncio, quizá apócrifo, en el Times: ‘Se necesitan hombres para viaje peligroso. Salarios bajos, frío extremo, meses de completa oscuridad, peligro constante, retorno ileso dudoso. Honores y reconocimiento en caso de éxito’. El anunciante era el viajero Ernest Shackleton. Su objetivo: atravesar por primera vez el continente antártico.
Shakleton, un explorador con una gran experiencia en expediciones polares, había concebido un plan perfectamente trazado. Pero a los dos meses de iniciar la expedición, su barco Endurance, quedó atrapado y engullido por el hielo, de forma que los 28 tripulantes debieron comenzar una larga travesía a pie por un mar de montículos y grietas de hielo para intentar sobrevivir.
Resultado: Después de recorrer más de 1.000 kms a pie durante casi dos años, en las condiciones más duras y adversas (fríos polares, montañas de hielo de la altura de 10 pisos o grietas abismales) TODOS regresaron sanos y salvos a casa.
Las habilidades de Shackleton como un líder extraordinario fueron críticas en este caso.
En el extremo opuesto se encuentra la expedición que lideró Stefansson para recorrer el Ártico con su barco “Karluk”. Su aventura fue casi paralela en el tiempo, luchando contra adversidades muy similares pero con un resultado trágicamente distinto: no sobrevivió ningún miembro del equipo.
Estas fueron las estrategias de liderazgo de Shackleton:
Visión y victorias rápidas: mantener el foco siempre en el objetivo final, concentrando la energía en objetivos a corto plazo.
Cualquier líder debe canalizar la energía hacia dos metas igual de importantes:
Estrategia: el objetivo final y a largo plazo al que se dirigen.
Táctica: tareas críticas a corto plazo que generan impulso y aseguran progreso en la consecución del objetivo final.
Antes de comunicar al equipo la visión a largo plazo es necesario tener los objetivos claros en una doble vertiente: desde una visión personal, como líder y desde una visión de la organización
Simbolismo y ejemplo personal con conductas propias que el equipo pueda reconocer y recordar fácilmente.
El liderazgo visible era clave para Shackleton. Era consciente de la importancia que tenía que la tripulación lo viera como un líder. El momento de la pérdida del Endurance (barco) fue terrible, porque todos pensaban en las consecuencias que conllevaba. Shackleton se dirigió a ellos, pronunciando un discurso de motivación y esperanza, que transmitía seguridad y tranquilidad, animándolos a seguir adelante para regresar a casa.
Optimismo y realidad: inspirar optimismo y autoconfianza, siempre con los pies en la tierra.
Shakleton sabía el impacto que una persona podía tener en los demás. Su lema era “hay que ser condenadamente optimista”. Él creía que iba a vencer y lo transmitía a los demás.
Una inteligencia aguda, competencia a nivel de negocio y habilidades interpersonales son críticas para cualquier líder, pero la capacidad para ser optimista en momentos difíciles es lo que marca la diferencia en situaciones al límite. Un líder debe hacer ver a su equipo que el éxito es alcanzable, debe retar las creencias personales y demostrar que se puede cambiar de rumbo cuando es necesario.
El optimismo y la autoconfianza son fundamentales. Como decía Henry Ford. “Tanto si piensa que puede, como si piensa que no puede, tiene razón”
Resistencia: cuidar de uno mismo para guiar bien al equipo.
Es fundamental un estado de energía óptimo para alcanzar el objetivo, es decir, el líder debe instar a su equipo a cuidar su salud, desde el ejemplo personal. Y la salud entendida desde un triple ángulo: física, mental y social.
Reforzar el sentido de grupo “somos juntos y nos mantendremos unidos como tal”.
Shackleton creó momentos y ceremonias de equipo para fortalecer este sentido de pertenencia y de identidad común, contribuyó a que la comunicación fuera fluida y que todos los miembros se involucraran aportando soluciones a los problemas, de forma que fueran responsables directos de los objetivos alcanzados.
El respeto y la cortesía como valores clave.
Shakleton no solo eliminó cualquier tipo de favoritismo en el trato (su ración de alimento o vestimenta era igual que la de otro tripulante). Otra característica que le ayudo a reforzar su liderazgo en el equipo fue su capacidad de admitir cuando se había equivocado, compartirlo con los demás, y disculparse.
Excelente gestión del conflicto.
Shackleton sabía que, aunque la expedición se hubiese desarrollado según los planes iniciales, el nivel de esfuerzo y de estrés generarían situaciones de conflicto de forma habitual. Lejos de obviarlo o apartar a los perfiles más proclives a ello, buscó su integración y les facilitó espacios para liberar el estrés.
El equipo que celebra unido, se mantiene unido. Encontrar motivos para celebrar la consecución de logros.
Shackleton creó rutinas y rituales que fomentaban un espíritu alegre y optimista, generando risas. Porque todos sabemos que uno de los elementos claves de cualquier equipo de alto rendimiento es el sentido del humor: genera un ambiente relajado, de confianza y estimula la creatividad.
Aprender a navegar y domar la incertidumbre, estar dispuesto a asumir el Gran Riesgo.
Shackleton, como nosotros, vivía en un entorno VUCA y sabía que quedarse parado no ayudaría en la supervivencia del equipo. Salir de una zona cero conlleva primero reconocer el peligro y posteriormente, correr el riesgo de hacer las cosas de un modo diferente.
Equipo diverso y/o multidisciplinar. El equipo estaba formado por un grupo de hombres complejo y variado: múltiples temperamentos, personalidades y habilidades, y variopinto en cuanto a su procedencia social. La aportación y contribución de cada uno de ellos, tanto a nivel de conocimientos como de habilidades y comportamientos, fue clave en el rendimiento del equipo.
RESUMIENDO
Valentía desde la realidad, equidad, respeto, fomentar el trabajo en equipo y saber potenciar las habilidades individuales de cada tripulante en beneficio del objetivo común, anteponer las personas al objetivo final, comunicación interpersonal, saber delegar e involucrar al equipo en los objetivos y logros. Y también Buen Humor y Resilencia. Si, Shackleton y su equipo, aún sin saberlo, ya eran resilentes. Sortearon todo tipo de vicisitudes y nunca se dieron por vencidos.
Estas son algunas de las habilidades que demostró Shakleton como líder de esta expedición, y hoy, más de 100 años después, siguen siendo un referente. Son las habilidades que vemos hoy día en cualquier decálogo del “buen lider”.
Si, es probable que hoy también se requieran algunas habilidades más específicas, quizá más vinculadas a la gestión del medio en el entorno digital que vivimos pero no se puede negar que un perfil así es lo que siguen buscando las Organizaciones del S. XXI.
Autora: María Cacenabe Bragado
LinkedIn: www.linkedin.com/in/maria-cacenabe
🔗 FUENTES
N.T. Perkins Dennis (2014). Leading at the Edge. Leadership Lessons from the Extraordinary Saga of Shackleton´s Antartic Expedition. Ediciones Desnivel
https://es.wikipedia.org/wiki/Ernest_Shackleton