Tecnología para frenar una pandemia
Cómo las herramientas tecnológicas han ayudado a luchar contra el COVID, desde su detección, hasta las campañas de vacunación
La semana pasada hablábamos de cómo la pandemia ha influido en las tendencias tecnológicas de los últimos dos años, pero, ¿y al revés? ¿Cómo ha conseguido la tecnología influir en frenar el avance la pandemia? Dejando de lado la propia fabricación de vacunas en tiempo récord (que, obviamente, ha sido posible gracias a los avances tecnológicos), hay algún otro ejemplo más de cómo hemos usado la tecnología como arma contra el COVID… con distinto grado de éxito. ¿Empezamos?
Rastreo de contactos
Ya en marzo de 2020, países como Corea del Sur, Singapur y China utilizaban apps de rastreo de contactos para ayudar a contener la expansión de la pandemia. El principio básico de esta solución es sencillo: al identificarse una persona como infectada dentro de esta app, el resto de los usuarios pueden ser notificados si esa persona está cerca, y tomar así las precauciones adecuadas. A partir de ahí, la forma de implementarlo puede ser muy diferente en función del nivel de protección que se ofrezca a los datos de los usuarios. Por ejemplo, en algunos casos, es el propio contagiado el que indica esta condición en la app; mientras, en otros, son las autoridades sanitarias las que realizan este “marcado” de forma directa. Otra diferencia está en el propio sistema de detección de positivos cercanos, que puede realizarse por geolocalización (si se conoce la ubicación de cada usuario), o por proximidad a través de bluetooth.
En el caso de los tres países mencionados, se primó la efectividad frente a la privacidad de datos, algo que las leyes locales permitieron. Y el resultado fue muy positivo, en términos epidemiológicos. Tanto es así, que muchos otros países empezaron a imitar este sistema, con una diferencia: en la mayoría de los casos, vulnerar la privacidad de los usuarios dejaba de ser una opción, con lo que se cambia la estrategia de implantación de forma bastante generalizada. Incluso Google y Apple desarrollan funcionalidades en sus sistemas operativos que permiten una trazabilidad anonimizada de los contactos. ¿Funcionó? La realidad es que mucho peor.
En el caso de la app española, Radar Covid, se puede hablar de fracaso casi total. Pero, ¿por qué? Se podría tratar de buscar la explicación en el volumen de descargas, que a finales de 2020 no llegaban a los 6 millones, y si bien es cierto que no alcanza a ser el 20% de la población (umbral en el que se estima que la app empezaría a proporcionar resultados), tampoco es un volumen tan bajo. Sin embargo, el hecho de que la responsabilidad de comunicar un positivo radique en el propio usuario conlleva un alto riesgo de omisiones, es decir, hay una distancia importante entre descargar la app y usarla. Además, en los primeros meses de la implantación de la app se produjo un problema adicional: para notificarte como positivo, se requiere un “código diagnóstico” que deberían proporcionar las autoridades sanitarias, pero no siempre lo hacían, con lo que ni siquiera los usuarios que se descargaban la app y la querían usar podían hacerlo. Todo esto conlleva una pérdida de credibilidad en la aplicación que no es fácil reconducir. Pese a ello, aún se mantiene en activo y se sigue tratando de fomentar su uso.
Hay experiencias en otros países donde, a pesar de contar con modelos similares al de Radar Covid, las apps han dado un cierto nivel de resultados (algunos ejemplos positivos son Alemania e Irlanda), pero en ningún caso se acercan a los de los modelos más agresivos expuestos al inicio del artículo.
En conclusión: sí, esta tecnología es capaz de frenar a la pandemia, pero el precio es elevado… tanto que es incompatible con la legislación de la mayoría de los países occidentales. Y quince meses después del inicio de la pandemia, aún no se ha dado con una forma efectiva de conseguir plenamente los beneficios del rastreo de contactos, sin sacrificar la privacidad de los datos de los usuarios.
Organizando un nuevo estilo de vida
Además del rastreo de contactos, la tecnología ha servido (y lo seguirá haciendo) para permitir que la adopción de nuevas normas se realice de una forma más ordenada. También está presente en las campañas de vacunación y en la organización de la esperada vuelta a la normalidad:
En múltiples países, la tecnología también se utilizó (en algunos casos, aún se sigue utilizando) para controlar los confinamientos o para notificar riesgos de aglomeraciones. Es el caso de Chile, por ejemplo, donde se puso a disposición de la población un portal para solicitar permiso para salidas temporales durante momentos de cuarentena.
Las campañas de vacunación también están recibiendo ayuda tecnológica. En Chicago, utilizaron un popular portal online, Zocdoc, para organizar la distribución de las vacunas, centralizando digitalmente el proceso de citación. Por otro lado, en Turín, se colabora con una startup, Hynnova, para optimizar el uso de recursos sanitarios utilizando machine learning.
Varias organizaciones y empresas están trabajando en el concepto de un pasaporte sanitario. Es el caso de IBM, que plantea un sistema basado en blockchain que permite verificar que un individuo está vacunado o tiene una prueba reciente negativa. La idea de este pasaporte es facilitar el regreso a la vida tal y como la conocíamos antes del COVID de una forma segura.
Algunos de estos ejemplos, suponen soluciones sencillas, pero que la tecnología permite situar en el bolsillo de cada individuo; otros son posibles únicamente gracias a los últimos avances tecnológicos. Sin importar el grado de sofisticación, todos han sido y seguirán siendo efectivos contra la pandemia.
RESUMIENDO
El mundo ha cambiado muchísimo en poco más de un año, mucho incluso para los estándares actuales. El impacto de la COVID ha sido devastador a todos los niveles, principalmente a nivel humano, pero la respuesta global de la sociedad ha permitido evitar quién sabe cuántos más daños. Y, en gran parte, esa respuesta ha sido posible gracias al nivel de democratización tecnológica en el que se encuentra la sociedad. Pese a ello, hemos visto cómo algunas soluciones no han dado el resultado esperado, y que hay mucha diferencia entre la capacidad de reacción que han tenido unos países y otros. Por ello, creo que una de las marcas que dejará la pandemia es la necesidad de aprender a copiar lo que funciona lo más rápido posible, ya que en fenómenos de crecimiento exponencial, un día de retraso puede suponer un coste inasumible.
Autor: Raúl Melgosa García
🔗 Fuentes:
https://www.technologyreview.com/2020/05/07/1000961/launching-mittr-covid-tracing-tracker/
https://www.nytimes.com/2021/02/04/travel/coronavirus-vaccine-passports.html